viernes, junio 24, 2005

El valor de la vida

Acertar los 6 números de un sorteo de Lotería primitiva es extraordinariamente difícil. Algo parecido a sacar una bola blanca entre 15 millones de bolas negras. Tan improbable que, a pesar de que se juegan diariamente bastantes millones de combinaciones, la mitad de las veces nadie acierta y otras solo acierta uno y, muy raramente, dos. Pero si algo así de simple es tan improbable, podemos imaginarnos lo improbable que es el hecho de que el ser humano aparezca en la vida en un periodo de tiempo pequeño (¿un millón de años?) dentro de las decenas de miles de millones de años de existencia de un pequeño planeta de una de los centenares de miles de millones de estrellas de una galaxia más entre los miles de millones de galaxias que pueblan nuestro universo. No obstante, en este momento yo me encuentro aquí escribiendo estas líneas. ¿Qué probabilidad habría de que esto ocurriera? Me considero incapaz de calcularlo ni siquiera aproximadamente. Pero seguro que es algo parecido a sacar la bola blanca entre miles de millones de billones de bolas negras. Y sin embargo ha sucedido: estoy aquí, junto con otros 6.000 millones de seres humanos y muchísimos más de otros seres vivos en el planta Tierra.

Si, en un juego de lotería o quinielas, los premios son inversamente proporcionales a la probabilidad de ganar, no es descabellado pensar que podamos asignar a nuestra vida un valor proporcional a la inversa de la probabilidad de que nos encontremos aquí. Así que, si alguien me pregunta porqué razón considero que mi vida es valiosa, mi respuesta será: porque es extraordinariamente improbable, casi imposible.

miércoles, junio 01, 2005

Informática y mujeres

¡Te digo que son diferentes! Le decía Jack Lemon a Tony Curtis en "Some like it hot" (Con faldas y a lo loco) cuando avanzaba tropezando con sus zapatos de tacón para tomar el tren, vestidos de mujeres y huyendo de los mafiosos, mientras observaba a una contoneante Marilyn Monroe que se movía agilmente sobre sus finos tacones.
Mucha gente somos partidarios de la igualdad entre hombres y mujeres (de derechos y oportunidades, no de la fisiológica ¡por Diós!). Algo que ya se está dando en la enseñanza y en la Universidad donde hay ya más mujeres que hombres y, según parece, más competentes. Al menos en las carreras no tecnológicas. Pero ¿qué pasa con la Informática? Es un hecho que el porcentajes de mujeres informáticas es mucho más bajo en esta carrera que en otras de contenido más humano: pedagogía, psicología, medicina, periodismo... Y si observamos los foros informáticos o los Lugs (Linux users groups) vemos que la participación de mujeres es casi anecdótica. ¿Porqué? Sospecho que la respuesta es que la mujer tiene una mayor propensión (ignoro si por causa biológica o social) a la relación humana y no tanto a la relación con las máquinas. Por ejemplo, mi santa es una tecnófoba que odia cordialmente el ordenador; sin embargo, lo utiliza para sus escritos (¡es tan fácil corregir!) o para hablar gratuitamente, durante horas, con alguna amiga de Helsinki a través de Internet.
Incluso, cuando aparece un grupo de usuarios informáticos exclusivo de mujeres presenta unas características muy diferentes a los tecnocráticos y aburridos grupos normales compuestos casi totalmente por hombres. Por ejemplo, el grupo de ChicasLinux tiene un foro donde no hay problemas en comentar temas socio-políticos o no directamente relacionados con la informática o Linux y, además, resultan muy espontáneos y frescos con lo que contrastan con la aburrida seriedad tecnocrática de los grupos normales.
En ese foro encuentro un enlace a The Political Compass, una web que permite evaluar las tendencias político-sociales de cualquiera que conteste a una lista de frases señalando si se está muy de acuerdo, de acuerdo, en desacuerdo o muy en desacuerdo con cada una de las afirmaciones. El resultado es una evaluación definida por un punto en un sistema de coordenadas cartesianas con un eje X que representa a la izquierda (-) y la derecha (+) en el terreno económico (público-privado) y un eje Y que representa el autoritarismo hacia arriba (+) y el liberalismo hacia abajo (-). Stalin saldría arriba a la izquierda, Pinochet arriba a la derecha, Gandhi abajo a la izquierda y Milton Friedman abajo a la derecha.
El que esté interesado que pruebe a evaluarse.