sábado, agosto 12, 2006

Entropía, información y vida


Cuando, en los años 50, estudiaba el concepto de entropía en la asignatura de Termodinámica no tenía ni la menor idea de que este concepto tuviese alguna relación con el concepto de "información". La función de entropía definida como dS= dQ/T parecía tener que ver solo con las variaciones de calor y temperatura en un ciclo termodinámico. El principio termodinámico de Carnot-Clausius lleva a la constatación de que, en un sistema aislado, la energía se mantiene constante mientras que la entropía tiende siempre a aumentar. Para nuestro Universo se podría afirmar que su energía es constante y su entropía crece constantemente.
Pero la entropía es también una medida del desorden y, consecuentemente, es el opuesto del orden que significa información. Cuando Boltzman, y después Shannon, introdujeron los conceptos estadísticos y de probabilidades en la medida de la entropía, la relación con la información quedó meridianamente clara. Porque la información necesita de algún tipo de orden para manifestarse.
Un ejemplo simple puede aclarar algunos conceptos para el lector profano: si ordenamos una baraja de cartas de acuerdo con los distintos palos y las clasificamos de mayor a menor valor, podemos decir que la baraja está ordenada y suministra la máxima información (podríamos adivinar el valor de una carta sin más que contar su posición en la baraja ordenada). Si barajamos una y otra vez las cartas, la información disminuye y aumenta la entropía o desorden. Cada vez que barajamos las cartas las probabilidades de acertar disminuyen porque el desorden aumenta. Es muy improbable que, barajando las cartas una y otra vez, lleguemos al orden que teníamos al principio. En definitiva, la noción de información está ligada a la de entropía de forma que cuando la entropía aumenta la información disminuye.
No podemos aquí entrar en el detalle de la teoría de la información, según Shannon, y menos en su cálculo matemático, pero cuando menos hay que dejar claras dos cosas:
  • Todo sistema de información requiere el uso (o envío) de un conjunto de símbolos según algún código definido.
  • Un sistema (o mensaje) contiene tanta más información cuanto más improbable sea su configuración.
Un libro como el Quijote constituye un sistema de información compuesto de símbolos (palabras y frases) codificado según los caracteres de la lengua castellana (incluídos espacios y acentos). La probabilidad de que alguien, pulsando el teclado de un ordenador al azar, llegase a escribir el Quijote es tan ínfima que nos da idea de la gran cantidad de información que el libro contiene.

Si bien la entropía de nuestro Universo, como sistema aislado, tiende a crecer de forma contínua en su conjunto, en determinados espacios de este Universo puede haber sistemas temporales de alta información y baja entropía. Los casos más caracteristicos de este tipo de configuración serían los de los sistemas vivos. La vida está constituida por sistemas de información creciente, al menos de forma temporal puesto que toda vida acaba con la muerte.

No hace muchos años que se descubrieron los elementos que contienen toda la información de un sistema vivo: las moléculas de doble hélice del ácido desoxiribonucleico o ADN.
En el núcleo de casi todas las células de nuestro cuerpo se encuentra enroscada una molécula de unos 2 metros de longitud de ADN, conteniendo la información necesaria para la construcción de un ser humano. Como curiosidad, y teniendo en cuenta que tenemos unas 10 billones de células, la longitud total de ADN contenida en nuestro cuerpo sería equivalente a dos veces la distancia de la Tierra a la Luna. Tal es la cantidad de ADN que albergamos en nuestro cuerpo y, también, en el de cualquier ser vivo. La codificación de la información contenida en el ADN está constituida por 4 bases nitrogenadas: adenina, guanina, tiamina y citosina que se simbolizan por las 4 letras, a, g, t, c.
De la misma manera que una determinada representación que vemos en nuestra pantalla del ordenador es una configuración material resultante de un programa que, para nuestro ordenador, es una ristra en código binario (1 y 0), un ser vivo es una configuración proteínica creada a partir de la información que suministra una ristra de bases a, g, t y c contenida en el ADN (la información para la creación de proteínas no se da directamente, sino a través de una molécula mensajera de ARN). En definitiva, el ADN constituye el "manual de instrucciones" para la fabricación de un ser vivo y es asombrosamente similar para todos los individuos, tanto animales como vegetales. Para nuestra especie humana, el 99,9% del ADN es común a todos los individuos. Solo por un 0,1% de genes nos diferenciamos unos de otros. El 98%-99% es común con los antropomorfos (chimpancés, gorilas...), el 90% es igual a los de los ratones y el 60% igual a la mosca drosófila.

Sin duda, el descifrado del código genético del ADN de las diferentes especies será el trabajo científico de bioquímica más relevante y, con toda probabilidad, de resultados más útiles del siglo XXI.

miércoles, agosto 02, 2006

¿Planeta feliz?


Conforme el planeta Tierra se hace relativamente más pequeño (por efecto de la globalización medioambiental y el uso masivo de la Red) se multiplican los estudios relacionados con el bienestar y la felicidad en diferentes países. Recientemente, se han publicado dos diferentes rankings de "felicidad" con muy diferentes resultados. Todos ellos se basan en algún trabajo psico-sociológico con encuestas de satisfacción más o menos subjetivos, además de otros datos objetivos como la esperanza de vida o el nivel educativo. Pero hay uno que concede la mayor importancia a la riqueza o ingresos per cápita y otro que lo hace, teniendo en cuenta el futuro, considerando que la "huella ecológica" generada por cada país operaría inversamente al grado de satisfacción del colectivo.

El primero, ha sido desarrollado por la Universidad de Leicester y establece un "mapa de la felicidad" en el que aparecen en los 10 primeros puestos (top ten) países nórdicos como Dinamarca, Finlandia, Islandia o Suecia, otros europeos como Suiza y Austria y, finalmente, otros como Bahamas, Bhutan, Brunei y Canadá. Los EE.UU quedan en el puesto 23, UK en el 41 y España en el 46. En español, hay un artículo publicado por el periódico mejicano Excelsior titulado "Dinamarca es el país más feliz del mundo" donde se da también noticia de los resultados para países de habla hispana.
En este estudio, los países que ocupan puestos de cabecera suelen tener un PIB per cápita alto, salvo el caso de Bhutan (un país budista del Himalaya) que solo tiene 1.400 $ per cápita (según la CIA) pero que aparece en el puesto 8º. No obstante, casi todos los países de bajo nivel de ingresos se encuentran también en puestos bajos. Así, la mayoría de los países africanos están por debajo del puesto 120.

El segundo estudio al que me refiero, ha sido desarrollado por la NEF (New Economics Foundation) cuyo lema es "la economía, como si la gente y el planeta nos importaran (economics, as if people and the planet mattered)" y utiliza la siguiente fórmula para la elaboración del "índice de felicidad (HPI)":

HPI = Satisfacción en la vida x Esperanza de vida / Huella ecológica

La explicación de estas variables se puede encontrar con detalle en la web que determina la lista de países por orden de HPI. La gente de países como Vanuatu y de bastantes latino-americanos parecen estar satisfechos con su vida y, puesto que tienen una buena esperanza de vida, y un consumo material bajo, que genera una huella ecológica pequeña, el índice de felicidad es alto. Esta huella ecológica se mide en gha (media de hectáreas globales), o sea por la superficie per cápita que requiere el consumo de recursos medio del país. Tajikistán o Bangladesh solo requieren 0,6 hectáreas mientras que USA o Qatar gastarían 9,5 ha. En estos momentos, la huella ecológica media del planeta se calcula en 2,2 gha por persona y la capacidad de carga biológica en 1,8 gha por lo que ya estamos excediendo los límites ecológicos en más de un 20%, lo que no sería sostenible a largo plazo. Así las cosas, España aparece en el puesto 87, Dinamarca en el 99, UK en el 108 y EE.UU en el 150. Bastante diferente del anterior estudio.

Se podría objetar, no sin razón, que la gente "desea" también tener acceso a un alto consumo material (ropa, coches, viajes, buena casa...) pero si tomamos en consideración un futuro sostenible para los niños de ahora, el mantenimiento de una huella ecológica muy superior a la capacidad de carga del planeta llevará ineludiblemente al desastre, o sea a la reducción forzosa del consumo junto con una disminución drástica de la población por hambre y falta de recursos básicos como el agua potable.

Ahora bien, lo paradójico del caso es que, cuando los recursos escaseen y los desastres naturales derivados del cambio climático se hagan más presentes, los primeros que sufrirán las consecuencias serán, como siempre, los más pobres, a pesar de ser los que menos hayan contribuido a ese desastre.