lunes, enero 28, 2008

Ofertón electoral

Estamos en época de rebajas, pero en el ámbito de la batalla electoral, entre los dos grandes partidos candidatos al Gobierno, las rebajas se convierten en ofertones que se pueden ilustrar, de forma genérica, con el grito de: ¡Y yo más!

La cosa empezó a principios de Julio cuando Zapatero anunció que, a partir de ese momento, todos los niños nacidos en España vendrían con un pan, de 2.500 €, bajo el brazo. Entonces el PP ya dijo ¡y yo más! porque, al parecer, su programa de Gobierno ya hablaba de 3.000 € por nacido. Después, Carmen Chacón anunció las ofertas para jóvenes que quieren emanciparse de la familia y buscan una vivienda de alquiler asequible: préstamos de 600 € para la fianza y 210 € al mes de subvención al alquiler, con un coste estimado de menos de 500 millones € para el primer año. El sistema sustituye al existente actualmente, que ha sido un completo fracaso.

En otro momento, Rajoy anunció una rebaja notable del IRPF para los mileuristas que consistía en eximir del pago del impuesto a los que ganen menos de 16.000 € anuales. En un principio, algunos dirigentes del PP (Acebes) apuntaron la idea de que la cifra sustituía a los 9.000 euros de mínimo familiar ahora existente. Pero, al parecer se trataba de una confusión ya que, si fuese un nuevo mínimo anual, el coste fiscal de la medida podría suponer hasta 25.000 millones €, lo que es más del 35% de la recaudación actual del IRPF. Posteriormente, se ha visto que no era un nuevo mínimo, ya que Rajoy lo ha cifrado en un aumento del 40% sobre el actual (o sea en 12.600 €). Después, ha ido lanzando otras promesas alrededor de los impuestos: reducción del impuesto de sociedades en 5 puntos (del 30% al 25% y, en las PYMES, del 25% al 20%) y, finalmente, la reducción de los 4 tramos del IRPF a 3, cuantificando en una reducción del 16% todas las medidas a tomar respecto al IRPF con un coste fiscal aproximado de 10.000 millones €. Si bien, se lanza la idea (probablemente falsa) de que estas medidas reanimarán la economía y la recaudación no bajará.

Zapatero contraataca: devolverá 400 € del IRPF a "todos" los trabajadores y pensionistas declarantes del impuesto. Unos 13 millones, lo que significa 5.200 millones de euros. Algo que ha sido calificado de "caciquil" por IU. Si bien, lo más criticado ha sido que esa devolución no es "progresiva" y que va a llegar igualmente a los declarantes pobres que a los ricos (me pregunto que interés pueden tener 400 € para alguien que ingresa 100.000 € anuales o más). Incluso, si se trata de una "devolución" sobre retenciones pagadas, ocurre que a la mayoría de los pensionistas (y, quizás, a muchos trabajadores) no les quedan 400 € a pagar, después de la devolución actualmente vigente. Así que los declarantes más pobres no se van a beneficiar de esta medida, salvo que no se trate de una verdadera "devolución" sino de un "regalo" puro y simple a todos los declarantes. La cosa no está clara. En todo caso, la medida no podrá entrar en vigor hasta la declaración del ejercicio 2008, o sea en 2009. Y, por cierto, compárese el coste de esta medida con el de la famosa Ley de Dependencia, cuyo presupuesto para 2008 no llega a los 1.000 millones de euros que reclama IU.

En torno a las pensiones, ha habido también ofertas de todo tipo. Por primera vez, el PP promete sustanciales aumentos de pensiones mínimas, especialmente a las viudas. Pero en el tema de las pensiones, las propuestas del PP son poco creíbles, ya que en 8 años de legislatura las subieron menos que lo ha hecho el Gobierno actual en una sola legislatura. Además, los planes de subidas que tiene el PSOE podrían ser más altos que los ofrecidos por Rajoy. Y lo mismo ocurre con el salario mínimo, que el PP no parece muy dispuesto a subir. Lo propio de la derecha es bajar impuestos (que favorece más a los que más ganan y que puede animar la economía) más que subir pensiones o salarios mínimos.

Sin duda, hay una pugna por ver quien da más: Zapatero habló de 300.000 nuevas plazas para guarderías y, entonces, Rajoy ofrece 400.000. Zapatero estima una creación de 2 millones de empleos, en la próxima legislatura y Rajoy lo eleva a 2, 2 millones. ¿Quién da más?

No es serio. Los dirigentes políticos se quejan de la desafección de la gente por la política, pero contínuamente están fomentando esa desafección. Personalmente, me parece deprimente esta falta de principios y estas apuestas por dar dinero a los ciudadanos (de los que, previamente, se ha sacado), en lugar de unos buenos servicios públicos. Yo pienso que más me valdría votar en blanco, o bien votar a IU aunque no vaya a gobernar. Al menos, Llamazares tiene la decencia de criticar la demagogía de este marketing político que se ha apoderado de los medios de prensa y televisión.

Pero ¿quien saldría beneficiado de la abstención electoral? Sin lugar a dudas la derecha, que cuenta con una fidelidad de voto que se puede estimar en unos 9 millones de votantes del PP, haga lo que haga. Y, por razones de ética y estética, no me gustaría que esta derecha nuestra, tan poco seria y civilizada, volviese a gobernar. Aunque tengo la curiosidad científica por ver cómo se las apañarían para conseguir el apoyo de los nacionalistas periféricos que, con tanta saña, han apaleado. Y, también, cómo serían capaces de capear la crisis económica y, al mismo tiempo, cumplir su ofertón electoral.

PS (a 7/02/2008):
Por fin un ofertón que me gusta: Rajoy promete plantar, si gana, 500 millones de árboles en la próxima legislatura. Me gustaría mucho que Zapatero aumentase la oferta. Por ejemplo: ¡y yo, 1.000 millones!


viernes, enero 18, 2008

El efecto Gallardón

Yo pensaba (erróneamente) que la reciente noticia de la no inclusión de Gallardón como candidato del PP en las listas por Madrid causaría un gran revuelo en Madrid y, quizás, en alguna otra gran ciudad muy politizada, pero no que también fuera motivo de debate en bares y centros de trabajo de Málaga, la ciudad donde vivo. Sin embargo, el llamado "efecto Gallardón" parece tener también su repercusión en esta amable ciudad andaluza. Esta divertida viñeta, de Idígoras, aparece hoy en el diario SUR:

Y es que, según casi todos los comentaristas, el efecto Gallardón parece haber perjudicado seriamente las expectativas de voto del PP en el segmento del centro electoral.

En mi anterior artículo "La batalla por el centro" decía que todos los indicios llevaban a pensar que la contienda electoral se iba a dar en el centro sociológico lo que implicaba un ejercicio de moderación por parte de los dos contendientes. Hoy, el escenario ha cambiado totalmente.

En el PSOE aparecen señales que se dirigen a la movilización de la izquierda: las afirmaciones de laicismo, ante la ofensiva de la jerarquía eclesiástica, y el retomar la reflexión en torno a la conveniencia de cambiar la Ley actual sobre el aborto para ir a una Ley de plazos. Por parte del PP, la defenestración de Gallardón y el fichaje de esa especie de "samurai" nacionalista (español) y neo-con, que es el ex-presidente de ENDESA Sr. Pizarro, parecen dirigirse a la gran mayoría de la derecha radical del PP, a la derecha jaleada por la COPE y La Razón, pese a los débiles lamentos del ABC.

Con todo esto, es pertinente preguntarse: ¿qué consecuencias electorales pueden tener estos movimientos de Rajoy y Zapatero? Todavía es pronto para saberlo, pero no es descartable que las consecuencias finales puedan ser muy distintas de las esperadas. Sin duda, el "efecto Gallardón" puede hacer perder casi un millón de votos centristas al PP, pero también puede movilizar fuertemente a esa derecha radical que empezaba a dar síntomas de decepción. Y, al mismo tiempo, la impresión generalizada de que el PP está sentenciado, podría desmovilizar a esa "izquierda volátil", cuantificada en más de 2 millones de votantes, que irían a engrosar la abstención. Y, entonces, volveríamos a tener un escenario más probable de una victoria del PSOE por una diferencia menor que la conseguida en 2004. Pero, según se muevan las cosas, de aquí al 9M, hay otros posibles escenarios-sorpresa:
  • Que los debates Zapatero-Rajoy consigan movilizar a la "izquierda volátil" y el PSOE logre una victoria amplia, cercana a la mayoría absoluta.
  • Que no exista tal movilización y la abstención de la izquierda sea masiva con lo que el PP obtendría más votos y escaños que el PSOE, aunque por con una pequeña diferencia.
Los supuestos de una victoria, reducida o fuerte, del PSOE conduciría a una continuidad de lo que ya conocemos, aunque con los problemas añadidos de una probable recesión económica en los EE.UU y, en menor medida, en Europa.

Ahora bien, una victoria del PP por la mínima, llevaría a una situación de gobierno bastante difícil, dada la hostilidad que el PP ha mostrado frente a los nacionalismos periféricos. Reconozco, por mi parte, una cierta curiosidad científica por ver de qué forma se apañaría el PP para gobernar en estas condiciones y, al mismo tiempo, teniéndo que lidiar con una crisis económica cercana a una recesión. Hasta es posible que se diese una oferta al PSOE, para gobernar en alianza, al estilo alemán.

Otro elemento a analizar, del efecto Gallardón, es la repercusión en votos que pueda tener en el nuevo partido (de Rosa Diez y Sabater) llamado UPyD. Puesto que este es un partido netamente nacionalista (español) es razonable pensar que se nutra de votantes del centro españolista (tipo Bono) procedentes tanto de potenciales votantes del PSOE como del PP. Entre estos últimos, habría que añadir bastantes de los posibles decepcionados por la defenestración de Gallardón. Entonces, UPyD podría conseguir hasta medio millón de votos extra.

Atentos.



miércoles, enero 02, 2008

Acerca del laicismo


La reciente manifestación del 30D, en defensa de la "familia cristiana", convocada por la jerarquía católica, ha tenido la virtud de que sea retomado el debate sobre el Estado laico y los acuerdos (de 1976 y 1979) con la Iglesia Católica, debate que es sistemáticamente soslayado por el partido en el Gobierno por el temor al poder secular de la Iglesia en España. También, hemos asistido a reacciones intempestivas por parte de algunos miembros del PSOE, como el Secretario Sr. Blanco, que se han sentido atacados por la jerarquía eclesiástica. Un error craso porque, aparte de que esa jerarquía tiene todo el derecho a convocar una manifestación y a protestar por lo que crean conveniente, actos de este tipo pueden tener un efecto movilizador de la llamada "izquierda volátil" en contra del PP. Si bien, el efecto hubiese sido más importante si la manifa se hubiese dado en fechas más cercanas a las elecciones.

Una editorial de El País, titulada "Laico de una vez", llama a la revisión de los acuerdos y a abordar, sin dilación, esa transformación del Estado español en un verdadero Estado laico. Es una propuesta acertada, a mi parecer, pero no oportuna ya que no debe ser una manifestación antigubernamental de la jerarquía eclesiástica, por mucha indignación que suscite en una parte de la ciudadanía, la que promueva actuaciones para cambiar el orden establecido en aquellos acuerdos sino debates parlamentarios serios (que deberían haberse producido desde hace años) en torno al papel de las instituciones religiosas, católicas o no, en nuestro país. Como dice la citada Editorial, defender una secularización estricta del Estado no significa ir contra la Iglesia, sino ponerla en el lugar que le corresponde, incluida esa "cooperación" con ella "y las demás confesiones" que también propugna la Constitución.

Por lo que leo, en comentarios y foros, el Estado laico es malentendido tanto por la derecha como por la izquierda. En la derecha se acusa a la izquierda de "anticlericalismo" (lo que puede ser cierto en muchos casos) y se alega que la Iglesia desarrolla, en España, una labor social y educativa muy importante, y también que la mayoría de los españoles son católicos. Por la izquierda se aduce que la jerarquía católica española es antigua, conservadora y contraria a avances sociales cada vez más necesarios; lease: preservativos y anticonceptivos, nuevos tipos de familias, aborto, eutanasia... Sin embargo, no se trata de si la Iglesia es o no socialmente útil o retardataria. Podría ser lo que quieran sus fieles, incluso aportar valores y actuaciones muy útiles para el país, pero eso no le haría merecedora de ningún trato especial por parte de un Estado aconfesional por la sencilla razón de que las religiones pertenecen al ámbito privado y no al público y, por tanto, deben financiarse por sus fieles dentro de ese ámbito privado así como sus enseñanzas deben ser impartidas en los locales de esas instituciones religiosas, sean estas católicas, evangelistas, luteranas, islamistas, judaicas, budistas o de cualquier otro tipo.

Otra cosa muy distinta, es que el Estado coopere con las instituciones religiosas en todo lo que sea beneficioso para la ciudadanía. Al igual que debe hacerlo con la Cruz Roja y multitud de ONGs y otras instituciones de utilidad pública.

Ahora bien, el caso de la Educación debe ser tratado con especial atención ya que un porcentaje importante de nuestras escuelas e institutos están gestionados por instituciones religiosas católicas. Si el 98% de las escuelas fuesen públicas, como ocurre en Finlandia (al parecer, el país con mejor educación en el mundo) no habría problema alguno, pero si el porcentaje de escuelas gestionadas por la Iglesia es, según parece, de cerca del 30%, entonces debería plantearse algún tipo de plazos y condiciones para seguir con la financiación concertada. Por ejemplo, el que la enseñanza de la religión se imparta en horas extra y solo a los alumnos cuyos padres lo soliciten y, sobre todo, que el Estado no se haga cargo de los salarios de los enseñantes de Religión. Y estas condiciones deben servir para cualquier institución religiosa, católica o no.

En todo caso, no hay duda del enorme interés que suscita este tema en la ciudadanía. Prueba de ello es la gran cantidad de comentarios que aparecen en la prensa en relación con las noticias de la manifestación y sus repercusiones. Por ejemplo, el diario Público ha recibido más de 1.000 comentarios en las distintas noticias en relación con este tema.