España es, quizás, uno de los países europeos donde la coordinación de la Administración pública es más deficiente, si exceptuamos la de Hacienda que funciona razonablemente bien (comparado con lo que ocurría al comienzo de la Democracia). Y, en el caso de la Administración de Justicia, se puede añadir que es "trágicamente" deficiente, como se ha puesto de relieve, recientemente, en el caso la niña de Huelva, Mari Luz. Y no solo hay deficiencias de coordinación, sino también demoras escandalosas en los juicios y en la ejecución de las sentencias. Demoras y deficiencias de coordinación son cuestiones que, generalmente, vienen juntas, ya que las demoras son fuentes de descoordinación. El funcionamiento en tiempo real es clave para el buen funcionamiento de los sistemas; los que tenemos experiencia empresarial lo sabemos muy bien.
Siempre me he preguntado a qué obedece esa practica imposibilidad de lograr una razonable coordinación administrativa en nuestro país. ¿Cual es la razón de esa propensión hispana a los compartimentos estancos y a la casi nula transmisión de información entre instituciones e incluso entre diferentes estamentos de la misma institución?
Y no es porque no se haya legislado al respecto, ya que en alguna Ley (¿la de procedimiento administrativo?) se dice que no se puede pedir a nadie que presente datos o documentos que obran en poder de la Administración. Ahora bien, invito a cualquier empresa o persona que solicite algo (como una subvención por inversión o creación de empleo), y a la que le sea requerida la prueba documental de haber pagado a Hacienda y/o a la Seguridad Social, a que responda que se niegue a presentarlos porque esos documentos ya obran en poder de la Administración. Esa persona o entidad ya puede esperar hasta el fin de los tiempos, que no verá resuelta su solicitud.
Tampoco es que no se haya dado, en el ámbito político, una intencionalidad en la solución de estos problemas. Por ejemplo, hace más de 20 años que llevo oyendo a políticos de diferentes Comunidades, y de Ayuntamientos, hablar de poner en marcha la "ventanilla única" con la pretensión de que el ciudadano solo tenga que presentar su caso, y la documentación necesaria, en un solo sitio y momento. Me gustaría saber si en algún lugar se ha conseguido algo que, en la práctica, se pueda llamar "ventanilla única", para operaciones complejas como la creación de una empresa y sus correspondientes derivaciones en los ámbitos municipales y estatales. Esto me recuerda al caso de un fumador que decía que lo de dejar de fumar era algo facilísimo: él lo había dejado ya por lo menos veinte veces. De la misma forma la "ventanilla única" ya se ha puesto en marcha cientos de veces, en toda España. Ahora, hasta se incluye en el Plan Nacional de I+D 2008-2011. A ver en que queda la cosa.
A todo esto, en España, se añade una complejidad adicional (que no existe, al menos, en los países nórdicos y anglosajones) que es la que yo suelo llamar la para-administración formada por esa pléyade de instituciones cuasi-medievales como son los notarios, registradores y otras zarandajas por las que es obligado pasar y a los que hay que pagar, religiosamente, una cantidad sustancial (aunque, como he podido comprobar, en la práctica no te garantizan el que no puedas ser objeto de algún fraude). Pero estamos en el siglo XXI y me pregunto qué sentido tiene seguir atados a este tipo de instituciones medievales que solo sirven para añadir más complejidad y coste a sistemas que podrían funcionar con más sencillez y eficacia de otra manera más racional.
Como ejemplo de diferentes sistemas de funcionamiento, voy a describir dos casos reales de venta de una casa de mi propiedad, en España (Fuengirola), y otra de mi cuñada finlandesa, en Helsinki. Los dos bastante recientes:
En el primer caso, colocamos un anuncio de venta en la entrada de la colonia y lo comunicamos a las oficinas inmobiliarias más conocidas. Pasaron varios meses y tuvimos más visitas de agentes inmobiliarios que de posibles compradores. Después de unos 8 meses, finalmente, la casa se vendió por el precio de mercado, del que se pagó un 5% a la inmobiliaria que consiguió la venta, y después de pasar por notaria (y el comprador por el registro) y sin que el notario hiciese la menor comprobación en relación con el importe declarado de la venta. Y, por cierto, dada la demora necesaria entre las distintas instancias, en la Costa del Sol, se han dado casos en los que dicha demora se ha aprovechado para fraudes como vender dos veces la misma casa dandose a la fuga el vendedor, sin que ni el Notario ni el Registrador hayan podido evitarlo.
En el segundo caso (Helsinki), no hubo anuncio de venta, colocado en la fachada de la casa, ya que eso está allí prohibido por razones estéticas. El anuncio se hizo en las páginas inmobiliarias del principal diario de Helsinki que, los domingos, cuenta con un gran número de páginas dedicados a la compra-venta y alquiler de viviendas, muy bien organizadas por zonas y con los datos necesarios, incluso planos y/o fotografías del inmueble en muchos casos. En el anuncio se definía un día (domingo) y un horario para visitas de los compradores, con el precio muy bien definido por el mercado. En el primer domingo de visitas ya hubo un comprador y, al día siguiente, se realizó la transacción en el Banco que se hizo cargo de todas los trámites oficiales y de la comunicación del precio exacto a la Hacienda de Finlandia. Ni notarios ni registradores, y garantía absoluta de que no existe fraude ni dinero negro. Imposible mayor celeridad, sencillez y transparencia fiscal. Y con los datos introducidos en tiempo real en el sistema oficial. Todo como podría pensarlo una mente simple y racional.
¿Porqué los españoles tenemos que complicar tanto cualquier transacción u operación comercial, demorando también la introducción de los datos en los diferentes estamentos oficiales, a la par que lo hacemos todo más costoso? ¿Somos, por ventura, más tontos que los nórdicos? Todo parece apuntar a que no somos más tontos, sino que algunos son más listos. Al menos, los listos que han conseguido un poder burocrático por los siglos de los siglos. Amén.
Siempre me he preguntado a qué obedece esa practica imposibilidad de lograr una razonable coordinación administrativa en nuestro país. ¿Cual es la razón de esa propensión hispana a los compartimentos estancos y a la casi nula transmisión de información entre instituciones e incluso entre diferentes estamentos de la misma institución?
Y no es porque no se haya legislado al respecto, ya que en alguna Ley (¿la de procedimiento administrativo?) se dice que no se puede pedir a nadie que presente datos o documentos que obran en poder de la Administración. Ahora bien, invito a cualquier empresa o persona que solicite algo (como una subvención por inversión o creación de empleo), y a la que le sea requerida la prueba documental de haber pagado a Hacienda y/o a la Seguridad Social, a que responda que se niegue a presentarlos porque esos documentos ya obran en poder de la Administración. Esa persona o entidad ya puede esperar hasta el fin de los tiempos, que no verá resuelta su solicitud.
Tampoco es que no se haya dado, en el ámbito político, una intencionalidad en la solución de estos problemas. Por ejemplo, hace más de 20 años que llevo oyendo a políticos de diferentes Comunidades, y de Ayuntamientos, hablar de poner en marcha la "ventanilla única" con la pretensión de que el ciudadano solo tenga que presentar su caso, y la documentación necesaria, en un solo sitio y momento. Me gustaría saber si en algún lugar se ha conseguido algo que, en la práctica, se pueda llamar "ventanilla única", para operaciones complejas como la creación de una empresa y sus correspondientes derivaciones en los ámbitos municipales y estatales. Esto me recuerda al caso de un fumador que decía que lo de dejar de fumar era algo facilísimo: él lo había dejado ya por lo menos veinte veces. De la misma forma la "ventanilla única" ya se ha puesto en marcha cientos de veces, en toda España. Ahora, hasta se incluye en el Plan Nacional de I+D 2008-2011. A ver en que queda la cosa.
A todo esto, en España, se añade una complejidad adicional (que no existe, al menos, en los países nórdicos y anglosajones) que es la que yo suelo llamar la para-administración formada por esa pléyade de instituciones cuasi-medievales como son los notarios, registradores y otras zarandajas por las que es obligado pasar y a los que hay que pagar, religiosamente, una cantidad sustancial (aunque, como he podido comprobar, en la práctica no te garantizan el que no puedas ser objeto de algún fraude). Pero estamos en el siglo XXI y me pregunto qué sentido tiene seguir atados a este tipo de instituciones medievales que solo sirven para añadir más complejidad y coste a sistemas que podrían funcionar con más sencillez y eficacia de otra manera más racional.
Como ejemplo de diferentes sistemas de funcionamiento, voy a describir dos casos reales de venta de una casa de mi propiedad, en España (Fuengirola), y otra de mi cuñada finlandesa, en Helsinki. Los dos bastante recientes:
En el primer caso, colocamos un anuncio de venta en la entrada de la colonia y lo comunicamos a las oficinas inmobiliarias más conocidas. Pasaron varios meses y tuvimos más visitas de agentes inmobiliarios que de posibles compradores. Después de unos 8 meses, finalmente, la casa se vendió por el precio de mercado, del que se pagó un 5% a la inmobiliaria que consiguió la venta, y después de pasar por notaria (y el comprador por el registro) y sin que el notario hiciese la menor comprobación en relación con el importe declarado de la venta. Y, por cierto, dada la demora necesaria entre las distintas instancias, en la Costa del Sol, se han dado casos en los que dicha demora se ha aprovechado para fraudes como vender dos veces la misma casa dandose a la fuga el vendedor, sin que ni el Notario ni el Registrador hayan podido evitarlo.
En el segundo caso (Helsinki), no hubo anuncio de venta, colocado en la fachada de la casa, ya que eso está allí prohibido por razones estéticas. El anuncio se hizo en las páginas inmobiliarias del principal diario de Helsinki que, los domingos, cuenta con un gran número de páginas dedicados a la compra-venta y alquiler de viviendas, muy bien organizadas por zonas y con los datos necesarios, incluso planos y/o fotografías del inmueble en muchos casos. En el anuncio se definía un día (domingo) y un horario para visitas de los compradores, con el precio muy bien definido por el mercado. En el primer domingo de visitas ya hubo un comprador y, al día siguiente, se realizó la transacción en el Banco que se hizo cargo de todas los trámites oficiales y de la comunicación del precio exacto a la Hacienda de Finlandia. Ni notarios ni registradores, y garantía absoluta de que no existe fraude ni dinero negro. Imposible mayor celeridad, sencillez y transparencia fiscal. Y con los datos introducidos en tiempo real en el sistema oficial. Todo como podría pensarlo una mente simple y racional.
¿Porqué los españoles tenemos que complicar tanto cualquier transacción u operación comercial, demorando también la introducción de los datos en los diferentes estamentos oficiales, a la par que lo hacemos todo más costoso? ¿Somos, por ventura, más tontos que los nórdicos? Todo parece apuntar a que no somos más tontos, sino que algunos son más listos. Al menos, los listos que han conseguido un poder burocrático por los siglos de los siglos. Amén.