viernes, abril 25, 2008

La sociedad (opulenta) se derechiza

Desde hace algún tiempo, tengo la sospecha de que, en el mundo desarrollado de la sociedad de consumo o de la sociedad opulenta (como la llamaba nuestro admirado John Kenneth Galbraith, en los años 50) hay una continuada desviación hacia la derecha (contrariamente a la desviación hacia el rojo de la luz de las estrellas), que se viene percibiendo con mayor o menor intensidad desde hace años.

Me resulta impresionante ver que J.K.Galbraith ya detectaba, en los años 50, características de esa "affluent society", que hoy podemos apreciar en nuestro país, que consisten básicamente en una preferencia por los bienes privados sobre los públicos, cuando estos últimos son vitales para la mayor parte de la población. Leamos este párrafo de "La sociedad opulenta" para comprobarlo:

«Con toda probabilidad, una comunidad puede ser satisfecha tanto por la adquisición de mejores escuelas o parques como por la de automóviles más grandes. Al concentrarse en estos últimos más que en los primeros, no logra maximizar sus satisfacciones. Lo mismo que ocurre con las escuelas dentro de la comunidad, resulta con los servicios públicos del país en general. Apenas si tiene sentido que debamos satisfacer nuestras necesidades de bienes privados sin medida en tanto que, en el caso de los bienes públicos, como se puede comprobar a simple vista, practicamos una renuncia ilimitada. De este modo, en lugar de explotar sistemáticamente las oportunidades que nos permiten emplear y obtener un placer de estos servicios, no nos suministramos lo que nos mantendría alejados de toda preocupación.»

Para mí, esta es la base de la derechización de nuestra sociedad de consumo y, muy particularmente, en España, en Francia o en Italia: el predominio de lo privado sobre lo público, o bien la subordinación de lo público a lo privado. Y esto en términos fehacientes o reales, ya que en términos teóricos se suele decir lo contrario; sin embargo, si nos atenemos a los hechos y no a los dichos (de políticos, sobre todo de la derecha), podemos certificar con facilidad lo que aquí decimos.

Alguien podría objetar que si la sociedad española se derechiza, las elecciones de 2008 tendrían que haber sido ganadas por el PP y no por el PSOE. Sin embargo, yo tengo otra lectura de esas elecciones. El PP, a pesar de haber llevado una política de oposición muy destructiva y poco adecuada para un partido que se presenta como partido de Gobierno, obtuvo 400.000 votos más que en 2004 mientras que el PSOE solo subió unos 40.000, a pesar del elevado porcentaje de participación que, según mis cálculos, deberían haberle llevado a conseguir la mayoría absoluta. Sin embargo, no solo no fue así, sino que si se analiza la procedencia de los votos, se ve que fueron los votantes de Euskadi y Catalunya los que salvaron al PSOE de la quema. Y esto porque el PP, consciente o inconscientemente, había transmitido a esta sociedad derechizada un sentimiento anti-vasco y anti-catalán. Y eso le perdió.

En mi opinión, si el PP hiciese una política de oposición responsable, más abierta a diferentes sensibilidades sociales y, particularmente, más amigable hacia vascos y catalanes, podría barrer en las próximas elecciones. Esta parece haber sido la conclusión a la que ha llegado Mariano Rajoy, y los que le apoyan, ya que todo apunta a que tratan de integrar, además de al centro no ideológico, tanto sensibilidades cercanas a la socialdemocracia como a las próximas a la derecha neo-con, al mismo tiempo que pretende un nuevo clima de diálogo con nacionalistas catalanes y vascos, cuyos votos necesitaría para gobernar. Sin embargo, parece que Dios le ha venido a ver a Zapatero, en forma de bronca en el PP auspiciada por los mismos medios que antes apoyaban a Rajoy y por las calculadas indecisiones de la aspirante al poder en el PP, Esperanza Aguirre. Algunas actitudes, como las del vocero de la COPE, J. Losantos, alias "Fedeguico", que pide públicamente disculpas a aquellos a los que convenció para que votaran a Rajoy, resultan verdaderamente chuscas; aunque, a decir verdad, no es fácil encontrar algo que no resulte chusco o risible en la abigarrada verborrea de este personaje. Merecería el Premio al discurso surrealista por excelencia.

Pero, volviendo a la tésis de la derechización de la sociedad española, se me podría preguntar ¿porqué lo sabes? ¿acaso has hecho algún estudio sociológico serio? En absoluto. Para decir esto, me baso en algunos hechos probados (evolución del voto en zonas como Madrid o Valencia que hace 30 años eran netamente de izquierdas) y, sobre todo, en la observación empírica de la gente que conozco o del entorno vecinal, que puedo ilustrar en forma de anécdotas más o menos divertidas. He aquí algunas:

Anécdotas anti catalano-vascas:

Ante el cierre de la industria textil X, inicialmente catalana. Una Señora comenta en la papelería: Ahora, los catalanes "se llevan" la industria a su país, y echan a los andaluces a la calle. Como también pasó con la siderúrgica de los vascos.
En realidad, X entró en fuertes pérdidas debido a la competencia (de bajos salarios) hindú y china, y acabó cerrando, no "se la llevaron" a Cataluña. Y las siderúrgicas pequeñas y no rentables han desaparecido en toda Europa.

En la Ferretería, una Sra. pide unas tijeras de buena calidad, "no de esas chinas". El ferretero le presenta una que dice son de la mejor calidad y españolas, de Álava. La Sra. no las quiere porque son vascas y eso es como si fuesen chinas (no me quedó claro si lo de "como si fuesen chinas" era por la calidad -aunque la metalurgia alavesa es de gran calidad- o por "no españolas").

Necesidad de pertenencia a clase alta:

Vivo en un barrio modesto y popular, de trabajadores, pequeños comerciantes y jubilados que se podría clasificar como de clase media o media-baja. Aunque, con seguridad, si se hiciese una encuesta, casi nadie se autocalificaría en media-baja, sino más bien en media-alta. Esta anécdota lo ilustra:
Mi mujer entra en una pequeña frutería del barrio y dice: Tenéis los fresones a 4€, pues en Las Atarazanas (el mejor mercado de frutas y verduras de Málaga) los he visto a 3€. Contestación del frutero: En este barrio, nadie compraría fresones "de 3€" (es como decir: aquí tenemos más categoría).

Y no solo en mi barrio, sino en toda España, es ya un tópico la consabida frase de las madres que, para dejar clara su categoría y el rechazo de lo público, dicen: Yo a mi niño le llevo a un colegio "de pago". No a un colegio de tal o cual pedagogía (Montessori o Waldorf o Liceo francés), sino "de pago".

Por supuesto, en mi barrio, la mayoría de la gente vota PP y suponen automáticamente que si uno es educado y tiene carrera, no puede ser un "rojo" por lo que, cuando tratan de ser amables, no tienen inconveniente en referirse despectivamente a "este Gobierno" (socialista):
Está lloviendo y en el ascensor coincido con un vecino. Para romper el hielo, digo: ¡que bien que llueva, se limpia la atmósfera! Y el vecino: sí, pero con "este Gobierno" que tenemos...Y yo: ¿que tiene que ver el Gobierno con la lluvia? Vecino (saliendo del ascensor): bueno, es que como están haciendo "eso del río".
Colijo que "eso del río" se refiere al minitrasvase de agua de los regantes de Tarragona a Barcelona, de lo que habrá oído campanas en alguna radio.

La radio de los obispos:
La COPE debe tener una audiencia importante en Málaga y se oye bastante en los taxis (si bien no tanto como en Madrid), lo que explica esa tendencia, de personas políticamente ignorantes, a dar por supuesto que tenemos un Gobierno incompetente, que la SER son unos manipuladores y Gallardón un traidor al PP. Aunque no entiendan nada, siempre les queda esa cantinela del amigo "Fedeguico" y su comparsa. Ahora bien, en estos momentos, los pobres ciudadanos de derechas deben estar sumamente desconcertados ya que, el imperio del mal se va extendiendo amenazadoramente al propio Rajoy y hasta a Fraga, e incluso a Aznar. No me extrañaría que, finalmente, el único bueno en el mundo acabe siendo el propio "Fedeguico".

En fin, podría continuar el anecdotario, pero seguiré otro día. Y, por cierto, que nadie piense que siento un rechazo hacia estas gentes humildes que se esfuerzan por sentirse perteneciendo a una clase más alta y respetada. Al contrario, siento cierta ternura ante tanta ingenuidad.



martes, abril 15, 2008

Crisis

En el idioma chino el concepto de crisis se expresa por un conjunto de dos términos: wēi - jī (危 机), que significan riesgo y oportunidad (*). Es la mejor definición posible del concepto de crisis, que implica un riesgo o un peligro, pero también una excelente oportunidad para un cambio fructífero.

La Real Academia expone diferentes significados, aunque ninguno tan preciso como el del chino. En el DRAE:

Crisis.

(Del lat. crisis, y este del gr. κρίσις).

1. f. Cambio brusco en el curso de una enfermedad, ya sea para mejorarse, ya para agravarse el paciente.

2. f. Mutación importante en el desarrollo de otros procesos, ya de orden físico, ya históricos o espirituales.

3. f. Situación de un asunto o proceso cuando está en duda la continuación, modificación o cese.

4. f. Momento decisivo de un negocio grave y de consecuencias importantes.

5. f. Juicio que se hace de algo después de haberlo examinado cuidadosamente.

6. f. Escasez, carestía.

7. f. Situación dificultosa o complicada.


La actual situación económica española ha sido descrita como crisis por algunos y como desaceleración por otros. Todo depende de la magnitud que se suponga para el riesgo de la situación y de las dificultades que se vean para resolver el problema. Ya en mi artículo ¿Milagro económico?, escrito en Septiembre 2007, describía como razonablemente realistas predicciones de incremento del PIB (para 2008) inferiores al 2% como las que, ahora, estiman algunas instituciones internacionales como el FMI.

¿Se puede hablar de crisis con estas cifras? No, si las comparamos con otras antíguas más conocidas. Como la del crack bursátil de 1929 en los EE.UU o, incluso, con las de la transición española, del 76 al 82. En esta última, se llegó a cifras de inflación y de desempleo superiores al 20% . Una crisis que fue, también, una gran oportunidad para pactos económicos como los de la Moncloa y el pacto político que se concretó en la Constitución del 78 y el Estado de las Autonomías.

En todo caso, ninguna de estas crisis se podría comparar con algunas catástrofes del siglo XIX, como la gran hambruna irlandesa de 1846 a 1848, que hoy sería imposible dados los recursos que los Gobiernos tienen para intervenir en la macroeconomía, en los países desarrollados. En aquel entonces, una plaga asoló la cosecha de patatas de Irlanda y muchas personas murieron de hambre o emigraron a los EE.UU. y a otros países. Se calcula que la población de Irlanda disminuyó en más de 2 millones. Y también, en este caso, a la desgracia siguió una gran oportunidad: la emigración de unos 5 millones de irlandeses a los EE.UU., durante el siglo XIX, que ha constituido una influyente comunidad económica y cultural, a la que perteneció la familia del Presidente Kennedy, y que también es, ahora, una de las fuentes de las inversiones tecnológicas e industriales que están en el orígen de la actual prosperidad irlandesa, que ha sobrepasado al Reino Unido en Renta per cápita. Algo impensable hace solo 50 años.

Por lo que a mi respecta viví, además de la crisis de la transición, la más reciente de 1992-93 que me afectó personalmente, tanto que decidí jubilarme con 3 años de anticipación. Por aquel entonces, yo era socio de una pequeña empresa de consultoría y tuvimos algunos clientes que suspendieron pagos. Mis ingresos se reducieron a la tercera parte de los de años anteriores, con lo que decidí la jubilación anticipada ya que, al menos, me aseguraba un ingreso fijo. Vendí mi casa de Majadahonda (Madrid) y compré otra en Fuengirola, bastante más barata, lo que suscitó las sospechas de un funcionario de Hacienda, quien me dijo: ¿como es que su nueva casa es más barata, cuando "todo el mundo" va a más y no a menos? Y es que la mentalidad funcionarial que, cada año, aumenta sus ingresos nominales (aunque no siempre su poder adquisitivo) no comprende facilmente que, en el mundo empresarial, una crisis puede disminuir drásticamente los ingresos de muchas personas e, incluso, llevarles a la ruina más total. Yo me consideraba afortunado porque esta crisis me daba la oportunidad de cambiar a una vida con menores ingresos monetarios, pero de bastante mayor calidad.

En todos estos casos, aparece muy claro ese concepto de crisis del lenguaje chino, a la vez como un peligro y una nueva oportunidad.

* NOTA: En el idioma chino, puede haber muchos significados diferentes para cada palabra (de una sílaba). Wei o Ji pueden tener cerca de 50 significados que se reducen mucho utilizando uno de los 4 tonos (en este caso es el primer tono que se representa por una raya sobre la sílaba: wēi jī) y, por ello, se precisa conocer el contexto hablado o el carácter escrito (危 机), diferente para los diferentes significados. Es posible que algunos lectores no vean correctamente los caracteres chinos, sobre todo si utilizan Windows y no han instalado el soporte de caracteres asiáticos que, en mi sistema de Ubuntu-Linux, viene habilitado por defecto.