Hace aproximadamente un año, en un artículo de este Blog, escribía:
En el idioma chino el concepto de crisis se expresa por un conjunto de dos términos: wēi - jī (危 机), que significan riesgo y oportunidad. Es la mejor definición posible del concepto de crisis, que implica un riesgo o un peligro, pero también una excelente oportunidad para un cambio fructífero.
Hoy he asistido a una mesa-debate sobre "Innovación como oportunidad para superar la crisis económica", auspiciada por la Diputación Provincial de Málaga. La mesa estaba compuesta por algunas autoridades de la Junta de Andalucía en Málaga, entre las que estaban el Presidente y el Director del Parque Tecnológico de Andalucía en Málaga. Este Parque constituye un éxito en cuanto a implantación de empresas (cerca de 500, la mayoría pequeñas) y en resultados en I+D+i. Por tanto, lo que se dijo en esa Mesa de Debate resultó muy relevante, abundando en las ideas de riesgo y oportunidad que, anteriormente, había definido para el concepto de crisis.
Es significativo el hecho de que la Innovación esté representada por una "i" minúscula en la abreviatura de I+D+i. Es como si la innovación fuese menos importante que la Investigación y el Desarrollo Tecnológico. Sin embargo, se puede decir que la Innovación es bastante más que la I+D; es el objeto principal de la I+D, pero es también algo que puede desarrollarse sin acudir a la Investigación ni a la Tecnología. Innovar significa hacer cambios para mejorar los productos o servicios, de una empresa, de acuerdo con lo que el mercado necesita o demanda. En Andalucía hay unas 500.000 empresas, la mayoría pequeñas, pero solo poco más de 1.000 pueden considerarse empresas verdaderamente innovadoras. La pregunta que hay que hacer es: ¿porqué, si la innovación es buena e implica mejorar, hay tanta resistencia a innovar? Y la respuesta es que innovar es también arriesgado. Significa cambiar y ese cambio puede fracasar. De hecho, la mayor parte de las innovaciones fracasan. Por eso, en tiempos de bonanza el empresario es reticente a innovar. Si las cosas van bien como están y se gana dinero sin cambiar ¿porqué arriesgarse a hacer cambios que pueden fracasar? Y es que la experiencia dice que un porcentaje importante de las innovaciones fracasan, si bien hay un porcentaje significativo de éxitos tales que hacen que las empresas pasen a un nivel superior en rentabilidad y posición de mercado. Ahora bien, en tiempos de crisis el riesgo de perder, sin cambiar, empieza a ser significativo e incluso bastante probable. Por tanto, el riesgo de innovar acaba siendo más pequeño que el de no innovar y muchas empresas deciden intentar ese riesgo antes de tener que acabar cerrando. Es por eso que la crisis significa una oportunidad para el tejido empresarial y para la economía de un país. Sobre todo cuando el sistema político gobernante es consciente de la importancia de apoyar la innovación. Esto es lo que ocurre en Andalucía donde, desde hace varias décadas, el Gobierno andaluz está tratando, con mayor o peor fortuna, de impulsar una nueva cultura empresarial orientada hacia la Innovación. De ahí que, en la Junta de Andalucía, exista una Consejería de Innovación, Ciencia y Empresa.
Estaremos atentos para observar si, efectivamente, esta crisis económica y financiera da lugar a un aumento sustancial de la innovación en las empresas españolas y, en particular, en las andaluzas.
En el idioma chino el concepto de crisis se expresa por un conjunto de dos términos: wēi - jī (危 机), que significan riesgo y oportunidad. Es la mejor definición posible del concepto de crisis, que implica un riesgo o un peligro, pero también una excelente oportunidad para un cambio fructífero.
Hoy he asistido a una mesa-debate sobre "Innovación como oportunidad para superar la crisis económica", auspiciada por la Diputación Provincial de Málaga. La mesa estaba compuesta por algunas autoridades de la Junta de Andalucía en Málaga, entre las que estaban el Presidente y el Director del Parque Tecnológico de Andalucía en Málaga. Este Parque constituye un éxito en cuanto a implantación de empresas (cerca de 500, la mayoría pequeñas) y en resultados en I+D+i. Por tanto, lo que se dijo en esa Mesa de Debate resultó muy relevante, abundando en las ideas de riesgo y oportunidad que, anteriormente, había definido para el concepto de crisis.
Es significativo el hecho de que la Innovación esté representada por una "i" minúscula en la abreviatura de I+D+i. Es como si la innovación fuese menos importante que la Investigación y el Desarrollo Tecnológico. Sin embargo, se puede decir que la Innovación es bastante más que la I+D; es el objeto principal de la I+D, pero es también algo que puede desarrollarse sin acudir a la Investigación ni a la Tecnología. Innovar significa hacer cambios para mejorar los productos o servicios, de una empresa, de acuerdo con lo que el mercado necesita o demanda. En Andalucía hay unas 500.000 empresas, la mayoría pequeñas, pero solo poco más de 1.000 pueden considerarse empresas verdaderamente innovadoras. La pregunta que hay que hacer es: ¿porqué, si la innovación es buena e implica mejorar, hay tanta resistencia a innovar? Y la respuesta es que innovar es también arriesgado. Significa cambiar y ese cambio puede fracasar. De hecho, la mayor parte de las innovaciones fracasan. Por eso, en tiempos de bonanza el empresario es reticente a innovar. Si las cosas van bien como están y se gana dinero sin cambiar ¿porqué arriesgarse a hacer cambios que pueden fracasar? Y es que la experiencia dice que un porcentaje importante de las innovaciones fracasan, si bien hay un porcentaje significativo de éxitos tales que hacen que las empresas pasen a un nivel superior en rentabilidad y posición de mercado. Ahora bien, en tiempos de crisis el riesgo de perder, sin cambiar, empieza a ser significativo e incluso bastante probable. Por tanto, el riesgo de innovar acaba siendo más pequeño que el de no innovar y muchas empresas deciden intentar ese riesgo antes de tener que acabar cerrando. Es por eso que la crisis significa una oportunidad para el tejido empresarial y para la economía de un país. Sobre todo cuando el sistema político gobernante es consciente de la importancia de apoyar la innovación. Esto es lo que ocurre en Andalucía donde, desde hace varias décadas, el Gobierno andaluz está tratando, con mayor o peor fortuna, de impulsar una nueva cultura empresarial orientada hacia la Innovación. De ahí que, en la Junta de Andalucía, exista una Consejería de Innovación, Ciencia y Empresa.
Estaremos atentos para observar si, efectivamente, esta crisis económica y financiera da lugar a un aumento sustancial de la innovación en las empresas españolas y, en particular, en las andaluzas.