Acabo de leer dos pequeños libros que, aunque de épocas diferentes, tienen muchas cosas en común. Ambos son breves, fáciles de leer y tratan de la vida, la sociedad, el poder y la libertad. Uno se titula "
La ciencia y la vida" y trata de una serie de conversaciones entre el cardiólogo
Valentín Fuster y el escritor y economista
Jose Luis Sampedro. El otro es "
Dios y el Estado" del anarquista ruso, del siglo XIX,
Mijail Bakunin.
El tema del poder, visto por Sampedro y Fuster, se centra fundamentalmente en el poder político y el económico, que están fuertemente imbricados, mientras que para Bakunin el poder reside en Dios (las religiones monoteistas) y el Estado, también necesariamente imbricados. Este poder implica, ineludíblemente, la pérdida de la libertad individual. A la frase de Voltaire "
Si Dios no existiese habría que inventarlo", ilustrando la necesidad que tiene el Estado burgués de una religión que apacigüe y consuele al pueblo sometido, Bakunin le da la vuelta y, como celoso amante de la libertad humana, dice: "
Si Dios existiese realmente, habría que hacerlo desaparecer" (para conquistar esa libertad). Algunas de las afirmaciones de Bakunin son tremendamente actuales. Cuando dice: "
Hay una categoría de gentes que, si no cree, debe al menos aparentar que cree....Sacerdotes, monarcas, hombres de Estado, hombres de guerra, financistas públicos y privados, funcionarios de todas las especies, policías, carceleros y verdugos, monopolizadores, capitalistas, empresarios y propietarios, abogados, economistas, políticos de todos los colores, hasta el último comerciante..." ¿No sería esta una buena descripción de nuestra derecha social? Y ¿no conocemos todos algunas personas de derechas que se declaran ateas pero que apoyan a la jerarquía eclesiástica y sus reivindicaciones? Y, desde luego, es en el pueblo llano donde encontramos personas de fe aunque muchas veces sea más superstición que auténtica fe espiritual y religiosa. Es cuando ese pueblo llano utiliza a Dios o a los santos para tratar de conseguir algún beneficio particular. Cuanto más desgraciado sea un ser humano más necesidad tendrá de pedir, que le conceda algo, a un Dios o a algún santo específico. Una necesidad que es aprovechada por el poder eclesiástico y estatal, para el sometimiento del pueblo reduciendo sus posibilidades de ejercer una auténtica libertad de pensamiento. Aquí viene a cuento hacer referencia a los que Bakunin llama "liberales doctrinarios o burgueses" cuando dice que "cuando la masa de trabajadores se mueve, los liberales burgueses más exaltados se vuelven inmediatamente partidarios tenaces de la omnipotencia del Estado". ¿Porqué, leyendo esto, me vienen a la mente personajes como Thatcher, Pinochet, Bush o, incluso, nuestra "lideresa" madrileña, la Espe?
En el libro de Fuster y Sampedro se habla también mucho de la libertad y de su relación con la cultura y la sociedad. Sampedro comenta que, con frecuencia, en España se interpreta la libertad como "hacer lo que me venga en gana" y cuenta la anécdota de los primeros años de la Dictadura, cuando casi exclusivamente se podía tener un coche cuando se obtenía una concesión oficial, que un amigo suyo consiguió y le decía, todo contento, "ahora iré por donde me dé la gana" a lo que Sampedro respondió: "no, tu irás por donde haya carretera..." Una buena descripción de cómo la sociedad condiciona la libertad, al menos la libertad material. La libertad espiritual, o de pensamiento, es más libre de forma que hasta un preso puede tener más libertad de ideas que el guardián, quien está condicionado por lo que le mandan y por las reglas de comportamiento. El preso no tiene libertad exterior pero se siente libre interiormente, si tiene convicción en sus ideas. No puede elegir salir de su encierro pero puede elegir su ideario y la defensa de unos valores en los que creer. En la Dictadura, ha habido presos que han pasado más de 20 años entre rejas y se han sentido libres estudiando una carrera o escribiendo poesía. Un caso paradigmático es el del comunista
Marcos Ana, quien entró en la cárcel a los 18 años, conoció allí a Miguel Hernandez y se convirtió en un poeta.
En los dos libros se trata del llamado "orden natural". Sampedro habla de lo que llama la "trampa del orden natural": definir la monarquía, la jerarquía, el Estado, el matrimonio o cualquier otra cosa como orden natural, permite perseguir como enemigos y antinaturales a todo lo que no está de acuerdo con las reglas. Lo pudimos comprobar, también durante el franquismo, con la represión de la homosexualidad ya que se consideraba que lo natural era la heterosexualidad. Y, sin embargo, la homosexualidad es también "natural" solo que menos frecuente. En ambos libros, se considera que la referencia más lógica, ante ideas confictivas, es la Ciencia. Una ciencia que cambia constantemente en su busqueda, siempre incompleta, de la verdad.
Otras de mis lecturas recientes, todavía inacabadas, son "
El desajuste del mundo" de Amin Maalouf y "
La doctrina del shock" de Naomi Klein. Ambos libros, de enorme interés, tratan sobre lo que ocurre hoy en el mundo bajo la sombra de la política. En el de Maalouf hay un análisis muy lúcido de la evolución política de los pueblos árabes e islámicos desde la guerra mundial. En el libro de Naomi Klein, se analiza cómo las grandes potencias, en especial USA, condicionan a otros países propiciando situaciones de shock económico o de terror, bien creando esas situaciones específicamente o bien aprovechándose de las creadas por otros. El golpe de estado de Pinochet, el 11 Septiembre o la guerra de Irak son ejemplos recientes. Se trata de un libro no precisamente breve (de 700 páginas), puesto que está extraordinariamente bien documentado.