Bartleby es un curioso personaje de un relato de Herman Melville quien le sitúa, trabajando de copista, en una oficina de títulos de propiedad en Wall Street. Bartleby realiza su trabajo con gran pulcritud y productividad, pero cuando el jefe le pide que revise unos documentos con él o le encarga otro trabajo o bien le pide que cuente algo sobre él, este le contesta invariablemente: "preferiría no hacerlo" (I would prefer no to). Es lo que Enrique Vila Matas, en su relato titulado "Bartleby y Compañía", llama la pulsión por el NO que Vila-Matas extiende a la literatura descubriendo a los autores que han decidido no escribir o escribir en muy pequeña medida, y a los que Vila-Matas designa como los "bartlebys". Entre otros, algunos autores de culto de la literatura universal: Rimbaud, Juan Rulfo, Salinger, Juan Ramón Jiménez (al morir Zenobia) y el propio Melville. Incluso, entre los clásicos griegos, encontramos a personajes como Sócrates que, por no haber escrito una sola línea y por su carácter delirante y alucinado, podría encuadrarse muy bien entre los que Vila-Matas ha designado como Bartlebys.
En "Bartleby y Compañía", Vila-Matas hace un repaso apasionante sobre literatura en el que aparecen divertidas anécdotas sobre muchos escritores, en torno a esa pulsión de negatividad y rechazo. El libro está escrito con Notas a pié de página que comentan textos inexistentes o invisibles. Se trata de un libro sugerente y extraordinariamente original que merece la pena de ser leído por todos aquellos lectores realmente interesados por la auténtica literatura.
La referencia a Juan Rulfo, el autor de "Pedro Páramo", es sencillamente deliciosa: ¿Que porqué no escribo? -se le oyó decir a Juan Rulfo en Caracas, en 1974-. Pues porque se me murió el tío Celerino, que era el que me contaba las historias. Siempre andaba platicando conmigo. Pero era muy mentiroso. Todo lo que me contaba eran puras mentiras, y entonces, naturalmente, lo que escribí eran puras mentiras.
En el libro de Vila-Matas hay referencias curiosas o divertidas, que no sabemos si son ciertas o inventadas, a un buen número de escritores, filósofos o artistas, como Gombrowicz, Stendhal, Rimbaud, Pedro Garfias, Marcel Duchamp, Franz Kafka, Camus, Salinger y otros. Y Vila-Matas afirma que "sólo de la pulsión negativa, solo del laberinto del NO puede surgir la escritura por venir".
No estoy seguro de que esto sea cierto pero, en todo caso, vale la pena leer este fascinante librito que se titula Bartleby y Compañía. Y, al parecer, eso mismo piensan las empresas editoriales de todo el mundo, ya que este libro ha sido traducido a 26 idiomas, curiosamente el mismo número de idiomas a los que se tradujo el Pedro Páramo de Juan Rulfo.
En "Bartleby y Compañía", Vila-Matas hace un repaso apasionante sobre literatura en el que aparecen divertidas anécdotas sobre muchos escritores, en torno a esa pulsión de negatividad y rechazo. El libro está escrito con Notas a pié de página que comentan textos inexistentes o invisibles. Se trata de un libro sugerente y extraordinariamente original que merece la pena de ser leído por todos aquellos lectores realmente interesados por la auténtica literatura.
La referencia a Juan Rulfo, el autor de "Pedro Páramo", es sencillamente deliciosa: ¿Que porqué no escribo? -se le oyó decir a Juan Rulfo en Caracas, en 1974-. Pues porque se me murió el tío Celerino, que era el que me contaba las historias. Siempre andaba platicando conmigo. Pero era muy mentiroso. Todo lo que me contaba eran puras mentiras, y entonces, naturalmente, lo que escribí eran puras mentiras.
En el libro de Vila-Matas hay referencias curiosas o divertidas, que no sabemos si son ciertas o inventadas, a un buen número de escritores, filósofos o artistas, como Gombrowicz, Stendhal, Rimbaud, Pedro Garfias, Marcel Duchamp, Franz Kafka, Camus, Salinger y otros. Y Vila-Matas afirma que "sólo de la pulsión negativa, solo del laberinto del NO puede surgir la escritura por venir".
No estoy seguro de que esto sea cierto pero, en todo caso, vale la pena leer este fascinante librito que se titula Bartleby y Compañía. Y, al parecer, eso mismo piensan las empresas editoriales de todo el mundo, ya que este libro ha sido traducido a 26 idiomas, curiosamente el mismo número de idiomas a los que se tradujo el Pedro Páramo de Juan Rulfo.